De edredones reciclados a fundas nórdicas (parte 1): eligiendo telas
- Amy Dim
- 20 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 16 jun 2020
Hoy he decidido contar mi experiencia con el primer proyecto de patchwork de grandes dimensiones que empecé. Nunca he sabido como contarlo porque el proyecto estuvo mucho tiempo dándome quebraderos de cabeza y hacer solo un artículo y publicarlo como si fuera algo sencillo (estos son los bloques, estas las telas y así se hace) no me parecía muy sincero por mi parte. Nadie nace sabiendo y todo cuesta horas de pruebas, hacer y deshacer lo hecho, volver a pensar., darte un tiempo de reflexión y desconexión...
Lo que más recuerdo es mi sensación de estar más perdida que una aguja en un pajar. Fue como cuando enciendes un GPS por primera vez. Tiene que encontrar un punto exacto donde estás, entre los millones de metros cuadrados de mapas que tiene almacenado en su memoria antes de empezar a ir en cualquier dirección. Pues así estaba yo, perdida entre mares de ideas, de telas, de patrones, de fotos de proyectos de museo...
Me había iniciado en el patchwork hacía apenas 6 meses y solo había hecho pequeños trabajos de prueba: un alfiletero, una cama para un muñeco, un adorno para una funda de sofá - cama... Pero de repente, decidí embarcarme en un gran proyecto. Sería demasiado pronto? Lo conseguiré o me quedaré a medias? Me superará y quedarán un montón de trocitos de telas olvidadas en algún rincón de un armario?
Os cuento como la cosa se fue me fue complicando el tema:
Desde hace varios años, estaba pensando en cambiar unos edredones que cuando los compré me parecieron bonitos, pero que según ha ido pasando el tiempo cada vez me parecían más y más tristes. No daban ni pizca de alegría a la habitación, pero estaban nuevos y me daba cargo de conciencia cambiarlos.

Un día cotilleando por Pinterest encontré un edredón hecho a patchwork que me conquistó. Eso es lo que yo quería para darle un toque especial a la habitación!!! Pero no uno, necesitaba dos edredones!!!
Primera idea.
Se me ocurrió desmontar los edredones y cortar la tela superior según los cuadrados del dibujo que tenían. Por otro lado, buscar una tela que contrastara, cortarla en cuadrados del mismo tamaño y alternar cuadrados de una y otra tela. En principio parecía fácil y rápido, pues se trataba de unir grandes cuadrados de 15x15cm, pero según pasaron los días y, por mucho que le daba vueltas, no lograba visualizar el tipo de tela que necesitaba para contrastar. Eran tonos demasiado pastel y apagados. Definitivamente, primera idea descartada. Necesitaba luz!
Primer cambio de dirección.
Lo mejor sería empezar de cero y comprar todas las telas. No había lugar para el reciclaje en esta ocasión. Si quería algo que rompiera con lo que tenía ahora, tendría que crearlo en su totalidad.
Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía mucho que decidir y que me faltaba mucho conocimiento antes de dedicarme a comprar telas a lo loco.
Volví al proyecto inicial que me había gustado y dibujé y calcule lo que tendría que comprar si quería un resultado semejante. 20 telas distintas!!! Y a la vez similares y conjuntadas!!! No tenia experiencia para enfrentarme a tal proceso de selección y además no estaba dispuesta a hacer tal inversión económica para algo que no tenía muy claro si iba a acabar. Estaba claro que no iba por buen camino. Era momento de invocar a la todopoderosa internet.
Busqué información sobre cómo elegir telas para trabajar con patchwork y encontré este post, que me ayudó a aclarar un poco mis ideas.
Segundo cambio de dirección.
Decidí que debía de simplificar el proyecto y antes que nada buscar una tela principal que me gustase y, a partir de ella buscar combinaciones. Con 2 o 3 sería suficiente.
Coincidencias de la vida, me hablaron bastante bien de unas tiendas de telas en una zona de Carabanchel y, sin pensármelo dos veces allí que me fui (sin medidas ni nada, yo soy así...)
Después de recorrerme las tres tiendas, había encontrado la tela principal que necesitaba. Era un retal de 3,5 x 2,5 m, así que me serviría sin duda como base para dos edredones.

Ahora necesitaba las complementarias... No arriesgue mucho y elegí dos lisas y la tercera con pequeñas flores de colores similares a la principal. Compré un metro de cada una con la esperanza de que fuera suficiente.

Una vez de vuelta hice los cálculos necesarios para ver si lo comprado era suficiente para hacer los dos edredones. La idea era alternar un cuadrado de tela principal con cada una de las otra tres. Algo aparentemente sencillo, pero me di cuenta de que, tanto la principal como la de flores pequeñas tenían fondos blancos, por lo que no me pareció que quedara bien una junto a la otra. Había que alternar cuadrados de fondo blanco con otros que contrastaran.
Tercer cambio de dirección.
Fue entonces cuando empecé de nuevo a meterme en jardines... Decidí hacer bloques con la tela floreada rodeada de marcos en tela rosa y otros en tela verde.

Una vez hecho el primer modelo, caí en que tenía otro problema: necesitaría el doble de tela de flores pequeñas que de la otras dos y no tenía suficiente.
Cuarto cambio de dirección.
Decidí entonces ir a comprar alguna tela más para combinar con las 3 que tenía.
Esta vez fui a una nave de telas que hay cerca de Valdebebas porque encontrar otro hueco para ir hasta Carabanchel, lo veía complicado.
Allí encontré 2 telas mas que combinaban perfectamente con las que ya tenía.

Y aquí me planté. No iba a comprar ni una tela más. Es muy bonito irse de compras a mirar telas y más telas, pero en algún momento hay que empezar a trabajar. Este material debería e se suficiente para llevar a cabo mi proyecto.
Seguir leyendo:
De edredones reciclados a fundas nórdicas (parte 2): seleccionando los bloques
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